Planeta de libros
Precio:
13,25€ // 7,59€ (edición digital)
Goodreads
¿Alguna vez has soñado con desaparecer? Adam, sí. No deja de hacerlo. Cuando se levanta, cuando se acuesta, cuando respira. Cada segundo de su existencia en el que se da cuenta de que Ella ya no está.
¿Alguna vez has vivido como si todo fuera un sueño? April, sí. No deja de hacerlo. Cuando hornea galletas para el grupo de terapia del señor Campbell, cuando observa a su hermano Otto crear música con una simple lata, cuando ve a Adam por primera vez.
¿Pueden tener algo en común un chico que solo vive entre sueños y una chica que solo sueña despierta? ¿Y una chica que cree tener el don de romper el corazón a los demás y un chico que lo tiene de piedra?
Quizá aún haya esperanza para ellos; quizá, juntos, sean capaces de matar monstruos de la mano y de conseguir que los planetas dejen de girar.
<AVISO PARA NAVEGANTES>
♦Os recuerdo que todo esto son mis opiniones personales basadas en la lectura y que no hay nada como leer y juzgar por uno mismo ;)
♦Los efectos secundarios de cada libro son diferentes dependiendo del lector.
♦Cuando pongo una nota que está entre 2 puntuaciones normalmente es porque no estoy segura con cuál se quedará así que espero un par de semanas para que se asiente la lectura ;)
♦Para gustos hay colores y para jardines flores y que a mí no me guste un libro no significa que sea una 💩 de la vaca y que a ti no te vaya a gustar. ♦He decidido quitar la puntuación de las reseñas porque me da rabia que mucha gente solo se base en eso y no en lo motivos por los que he llegado a esa puntuación, no obstante en Goodreads seguiré puntuando los libros.
Después de las instrucciones de uso ¡vamos allá!
Andrea Longarela, también conocida en las redes como Neïra, nos trae en esta ocasión una historia muy diferente a lo que viene siendo su línea habitual. No solo por la edad de sus protagonistas (casi siempre nos ha presentado a personajes con edades superiores a los veinte o así), sino por el tema que trata que, sin duda, es controvertido. Por eso creo que esta novela es la más intimista y arriesgada que haya escrito la autora hasta ahora, o al menos así me lo ha parecido a mí.
La protagonista de este libro es April, una joven de veinte años con una personalidad muy especial. Acude cada viernes con una sonrisa y una bandeja de galletas caseras al centro de terapia en el que ejerce como voluntaria. Allí trata de ayudar, en la medida de lo posible, a personas que como ella han sufrido una pérdida irreparable en sus vidas y que luchan, día a día, contra ellas mismas y las ganas de tirar la toalla que les invade muchas veces. Pero también son personas que están dispuestas a superarlo o a aprender a aceptarlo. Ese es el objetivo.
April no ha tenido una vida fácil y en casa tiene problemas de entendimiento con su madre, la cual también está sumida en una depresión. Pues vaya panorama, eh. Sí, sí, queridas, aquí todo el mundo tiene ganas de tirarse al tren :(
La relación que mantiene con ella está llena de altibajos, porque cada una se esconde en su caparazón mientras tratan de lidiar con sus propios fantasmas.
La relación con su madre me hizo plantearme varias incógnitas y tengo que resaltar de manera positiva que me sorprendió. La autora consiguió "engañarme" con respecto a ella. Al comienzo no entendí su actitud como madre, pero cuando la historia fue avanzando y descubrí el secreto que April y su madre guardaban en sus corazones, logré empatizar con ella y comprender el papel tan difícil que le tocó vivir a la pobre mujer. No justifico su manera de afrontarlo, pero hay que respetar como cada uno vive el dolor.
Para April, lo más importante en la vida es su hermano menor, Otto. Es un chico muy especial, padece un trastorno del espectro autista que le impide llevar y establecer una comunicación normal. April siente que es la única que entiende a su hermano, es la que siempre lo ha cuidado, la que se esfuerza cada día por formar parte de ese universo propio que él ha creado y, a la misma vez que trata de formar parte de su mundo tan particular, su corazón se va minando un poquito cada día.
Como he mencionado antes, April guarda un secreto que al comienzo del libro no se deja entrever, al menos yo fui incapaz de imaginarlo. Este giro que toma el libro está muy bien introducido en la historia, aunque también es verdad que me pareció un poco "peliculero", porque una cosa no quita la otra. Se forma un cúmulo que casualidades fatales que hacen colisionar las vidas de ambos protagonistas.
Por su parte, él se llama Adam y es un joven de veintidós años que ha perdido todas las ganas de seguir viviendo (madre mía, si es que en este libro se junta el hambre con las ganas de comer). La vida para él no tiene sentido y está hundido en un profundo agujero del que no sabe cómo salir. Ni siquiera tiene las fuerzas suficientes para intentarlo. ¿Hay alguien alegre y dicharachero en esta historia que nos aporte, aunque sea, un rayito de luz?
Nope. Aquí está deprimido hasta el panadero, ya os aviso.
Volviendo a Adam, su madre, Marie, está desesperada (no es para menos con la papeleta que le ha tocado a la mujer) y ya no sabe qué hacer para que su hijo vuelva a la vida. Su última opción es tratar de que acepte acudir al centro de terapia de grupo y a las sesiones con el psiquiatra.

Esto supone vislumbrar una pequeñísima esperanza, pues Adam promete a su madre ir todos los viernes. Al principio está reacio y ni siquiera se esfuerza por entrar, sino que se queda como mero observador, simplemente siendo testigo de las experiencias que comparten otras personas que también han sufrido mucho en la vida (de sufrimiento vamos
full).
Justo allí es donde April y Adam se conocen, una tarde en la que ella le ofrece sus galletas y le regala una leve sonrisa, porque intuye que está necesitado, débil e indeciso. Perdido.
Poco a poco se establece una rutina entre los dos y ambos protagonistas, rotos y con heridas emocionales muy profundas, consiguen llegar a ser muy importantes el uno para el otro. Es más, se convierten en un motivo por el que los dos deciden seguir hacia adelante. Eso sí, no os creáis que sus días se transforman de pronto en una feria y jolgorio, porque nanai de la China, eh. La tristeza sigue muy presente y es la tónica principal que los envuelve hasta la última página.
Esto me ha causado mucha ansiedad, porque esperaba atisbar un poquito de alegría para sus corazoncitos, no tanto pesar acumulado hasta última hora.
Me hubiera gustado verlos liberados de sus cargas emocionales y de la amargura que los dos desprenden en cada línea.
Llegué a un punto en el que mi estado anímico estaba como el libro: apático. Si lo leéis pensando "ojalá pronto ya veamos algo de color", esperad sentaditas porque os cansaréis. El tono gris tiñe toda la historia.
April, Adam y la trayectoria de los planetas es una novela que gira en torno al duelo y al intento de superar la ausencia de un ser querido. Se centra más en la angustia que en la relación romántica de los protagonistas. Lo que les une es el profundo dolor que anida, enquistado, dentro de ellos y que necesitan con desesperación que salga y les deje respirar de nuevo.

Es un libro triste. La apatía y el desaliento son la línea constante de toda la historia, y solo al final vemos un pelín de esperanza. Para mi gusto, muy al final.
No sé si igual fue por eso, pero eché en falta más diálogos y escenas entre ellos. La intensidad de sentimientos y emociones llega a abrumar en muchos puntos.
La novela está muy bien escrita y la ambientación de New Orleans que recrea la autora me pareció estupenda. Pero es algo lenta, porque es descriptiva y reiterativa en cuanto a los pensamientos de los protagonistas. Creo que esto hace que pierda dinamismo y que en algunos momentos tuviese que parar a coger aire.
El tono que usa la autora, donde la muerte está tan presente, a mí me sobrepasó un poco.
Me hubiera gustado encontrarme más escenas de amor, más momentos bonitos entre los protagonistas, ya que apenas se besan ni interactúan como pareja. No me refiero a escenas de sexo, porque entiendo que, en una novela de esta temática, no son necesarias para nada. Sino a momentos que me hicieran sentir de verdad la relación romántica y que yo fui incapaz de ver.
Comprendo que la amistad está muy presente en esta historia y que es justo por eso por lo que April y Adam deciden iniciar un proyecto juntos. Pero si se narra una historia de amor de dos personas que se encuentran y son el bálsamo la una de la otra, deseo encontrarme precisamente amor entre ellos, no solo un vínculo amistoso y un punto de apoyo.
Por otra parte, el desenlace se me hizo precipitado y me dejó confusa.
He de decir también que me pareció muy positivo cómo la autora trata el tema de las enfermedades mentales y otras de distinta índole que aparecen en este libro. Lo lleva con la debida sensibilidad y delicadeza, de manera correcta y con respeto. No obstante, hay escenas muy peliagudas que igual no son muy agradables de leer para mucha gente.
April, Adam y la trayectoria de los planetas es un libro demasiado intenso, demasiado emocional. Es una lectura densa, a pesar de que no es una novela larga en exceso. No creo que sea la adecuada para leer en cualquier momento y situación, porque igual no siempre tenemos el mood para novelas de este tipo, donde se respira aflicción y pesadumbre hasta en los agradecimientos.
No es una lectura de las ligeritas y sin complicaciones. Así que si pensáis leerla, preparaos el cuerpo y la mente para sufrir un poquito con estos personajes tan atormentados.
Y a vosotras, ¿os gustan esta clase de libros? ¿Os mola el drama?
Felices lecturas, besitos.