En el primer libro hay poco movimiento paranormal una ligera confrontación, hay más toma y dacas entre Cal y Quin, la prota. Pero todo se solventa entre ellos rapidamente y 💗💗
En el segundo libro estaban claros quien sería la pareja protagonista Fox y Layla. A Fox se le coge cariño desde el primer libro, es mi protagonisma masculino preferido, su familia es hippy y ecológica y él la oveja negra resultó ser abogado, jeje. Emocionalmente me gustó más que el anterior. A Layla... hay que aprender a quererla porque es una newyorquina solitaria que no sabe tener compañía y menos que alguien se enamore de ella hasta las trancas y que lo demuestre tan abiertamente como lo hace Fox.
En el tercer libro tenemos como protas a los que quedan Gage, que me pareció bastante chulito desde el principio y a la suuuperlista de Cybill. Gage tuvo una infancia difícil y en cuanto pudo se largó del pueblo y solo volvía cuando era necesario en las fechas señaladas en las que el demonio hacía de las suyas. Cybill es amiga de Quinn y a quien esta llamó en el primer libro para pedirle ayuda para estudiar todas las pistas históricas que tenía sobre el tema del demonio y su orígen.
En este libro me chocó el cambió de personalidad de Gage, pasó de ser un chulito de yo no tengo pareja ni nada que se le parezca a te quiero y siempre te querré.
La batalla final fue un chimpún que si parpadeas de lo pierdes. Hubo mas chicha con los enfrentamientos previos del demonio con los chicos que en esa batalla, la gran batalla del bien contra el mal... Me supo a poco la verdad.
Fue una trilogía entretenida sin más, está claro que no será la mejor lectura de mi año ni de mi vida pero seguro que las he tenido peores.



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