Para Abby nunca ha habido nadie más que Dakota, un motero con el que sueña despierta desde que iban al parvulario, pero ahora sabe que sus sueños nunca se harán realidad porque él no está enamorado de ella, sino de Tess, su hermana mayor.
Prendada de un hombre que el destino ha querido convertir en su cuñado, sintiéndose traicionada por su propia hermana y dolida con su familia que parece haberse puesto de su parte, Abby se precipita al vacío de la depresión, un abismo del que, haga lo haga, no consigue salir.
Cuando aquella mañana, sin saber cómo, amanece en la cama de Evel, el mejor amigo de Dakota, Abby comprende que ya no puede caer más bajo. Ha tocado fondo y aquello es el fin.
Pero todo fin lleva implícito otro principio.
Este nuevo comienzo la introducirá en el fascinante mundo de los amantes de las motos y el tuneo, donde descubrirá su auténtico talento, y allí, entre piezas de recambio y aceite para motores, tendrá la ocasión de conocer al verdadero Evel, un hombre afectuoso e intuitivo cuya generosidad marcará la vida de Abby de forma definitiva.
Un hombre tan cautivador como precavido a la hora de entregar su corazón a una mujer con quien Abby descubrirá, en. circunstancias difíciles, que tiene más cosas en común aparte de la pasión por el arte, las motos y el chocolate..
Princesa fue un libro que me encantó, pero siento decir que si tengo que elegir entre la primera y la segunda parte de esta serie... no se si sería capaz porque si Princesa fue de 10 Harley R. es otro 10 o MÁS!
Esta segunda parte, escrita de manera sublime, consigue transmitir todos los sentimientos de los protagonistas de tal manera que sientes que estás viviendo una vida paralela a la tuya.
Las dos noveles son muy intensas, despiertan en el lector lágrimas y carcajadas. La primera parte se centra en la diferencia de edad entre Tess y Dakota y en la repercusión de su relación en sus familias. Esta segunda parte se centra en las segundas oportunidades, en la superación personal, en caer y volver a levantarse.
Las dos noveles son muy intensas, despiertan en el lector lágrimas y carcajadas. La primera parte se centra en la diferencia de edad entre Tess y Dakota y en la repercusión de su relación en sus familias. Esta segunda parte se centra en las segundas oportunidades, en la superación personal, en caer y volver a levantarse.
Los protagonistas de esta novela ya los conocimos en la anterior son Abby, alias "Morticia", hermana de Tess, y Evel/Brian amigo y socio de Dakota.
Desde que su hermana mantiene una relación con Dakota, Abby, se encuentra entre "alma en pena" y "dominada por la ira/rencor" según la franja horaria del día o con quien se encuentre. No solo está descentrada en su vida amorosa, su trabajo tampoco es que le guste tanto como antes, siente que algo en su vida no encaja.
Su relación con sus padres es tensa y con su hermana inexistente, no quiere nada que ver con ella. Se siente acosada por la preocupación que, debido a su estado de ánimo, muestra toooda su familia ya que lo demuestran venga llamando a todas horas y claro, normal que se ponga como loca cuando le preguntan al llegar a casa en plan interrogatorio policial "¿Dónde has estado?, ¿Con quién? ¿Qué ha pasado?" La chica no está por la labor de confraternizar con nadie, quiere estar sola y ahogarse en sus penas, ¡¡¡pero no la dejan!!! (con lo bien que está una hundida en sus miserias...)
La evolución de su personaje es increíble pasa de ser una mujer con mentalidad de adolescente y comportamiento infantil a convertirse en una mujer adulta que sabe lo que quiere hacer con su vida.
La evolución de su personaje es increíble pasa de ser una mujer con mentalidad de adolescente y comportamiento infantil a convertirse en una mujer adulta que sabe lo que quiere hacer con su vida.
Evel, es.... perfecto: guapo (como no), atento, educado, compresivo, transmite serenidad pero también tiene su lado pícaro. Desde la primera vez que vio a Abby le echó el ojo, pero ella pasaba de todo el género masculino, solo tenía ojos para Dakota.
Tiene la paciencia de un santo, la protege, le echa una mano en la sombra para orientarla, un poco, hacia lo que ella ni siquiera sabe que es su futuro. Gracias a este apoyo, que no se ve pero se siente, Abby comienza a asentarse un poco, y al ver que las cosas dejan de ir cuesta abajo empieza a remontar poco a poco.
La abuela de Evel es un personaje muy entrañable que le da consejos y le empuja hacia la que parece ser la mujer de su vida.
Ambos personajes han sufrido desamores y no están interesados en enamorarse y volver a sufrir. Al principio su relación es de amistad, pero poco a poco, y gracias a esos "encuentros casuales" y a las verdaderas casualidades de la vida, se relacionan bastante a menudo (vamos a describirlo así), y como el roce hace el cariño... sus sentimientos se van afianzando.
El ritmo de este libro es más lento que el anterior, había veces que me daba la sensación de leer un montón y no avanzar apenas en la historia, pero no me importaba porque así podía seguir inmersa en esta historia un poquito más, jeje. Muchas veces me he encontrado sonriendo como una tonta o con los ojinos llenos de lágrimas.
—Seguí yendo. Enfadado contigo y al mismo tiempo, muriéndome por verte.Abby alzó lentamente la mirada, con el corazón latiendo a mil por hora en su garganta.
—¿En serio... te morías por verme?
Evel tragó saliva. No era su perfume lo que hacía que todo girara a su alrededor de forma vertiginosa, era ella. Era ella y aquel magnetismo inefable. Ella y su sensibilidad a flor de piel. Ella y su vulnerabilidad. Ella, ella, ella ... lo que lo atrajo hasta que sus labios casi podían tocarse.
Casi.
Él asintió de forma casi imperceptible y su mano rodeó el cuello femenino por debajo del cabello, haciendo que los dos volvieran a estremecerse. Luego, ladeó la cabeza y la miró a los ojos.
—Sí - admitió con un suspiro-, me moría por verte.
—¿En serio... te morías por verme?
Evel tragó saliva. No era su perfume lo que hacía que todo girara a su alrededor de forma vertiginosa, era ella. Era ella y aquel magnetismo inefable. Ella y su sensibilidad a flor de piel. Ella y su vulnerabilidad. Ella, ella, ella ... lo que lo atrajo hasta que sus labios casi podían tocarse.
Casi.
Él asintió de forma casi imperceptible y su mano rodeó el cuello femenino por debajo del cabello, haciendo que los dos volvieran a estremecerse. Luego, ladeó la cabeza y la miró a los ojos.
—Sí - admitió con un suspiro-, me moría por verte.
El ritmo de este libro es más lento que el anterior, había veces que me daba la sensación de leer un montón y no avanzar apenas en la historia, pero no me importaba porque así podía seguir inmersa en esta historia un poquito más, jeje. Muchas veces me he encontrado sonriendo como una tonta o con los ojinos llenos de lágrimas.
Eso si me quedé con ganas de una conversación entre Abby y Tess; al final se ve que hay un acercamiento entre las hermanas pero no pudimos ser testigos.
Los secundarios me gustan bastante, Dylan, Andy, Conor, Niilo... son interesantes toditos, y creo (más bien quiero creer) que puede haber alguna que otra parte de esta serie cociéndose por ahí (cruzo los dedos, jajajaja).
—¡Pero, tío, no me lo puede creer! ¡El cabrón ha encontrado la llave del candado! —exclamó Dylan mirando al cielo con los brazos extendidos— ¡Demos gracias al Señor!
—¿De qué hablas, calvorotas? —dijo Andy, risueña—. Anda, anda, calla y tira, que menudo pedo llevas...
—Él sabe lo que quiero decir —comentó Dylan, con segundas, al tiempo que pasaba frente a su amigo, caminando tan tranquilamente con las manos embutidas en los bolsillos de sus pantalones—. ¿No es cierto, Evel?
A sus espaldas sonó una risotada.
—¡Jajaja... y yo! ¡Y yo! ¡Yo también lo sé! ¡Yo también lo sé! —exclamó Conor que le dedicó a Evel otra mirada con segundas cuando pasó frente a él—
—¿De qué hablas, calvorotas? —dijo Andy, risueña—. Anda, anda, calla y tira, que menudo pedo llevas...
—Él sabe lo que quiero decir —comentó Dylan, con segundas, al tiempo que pasaba frente a su amigo, caminando tan tranquilamente con las manos embutidas en los bolsillos de sus pantalones—. ¿No es cierto, Evel?
A sus espaldas sonó una risotada.
—¡Jajaja... y yo! ¡Y yo! ¡Yo también lo sé! ¡Yo también lo sé! —exclamó Conor que le dedicó a Evel otra mirada con segundas cuando pasó frente a él—
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